Cándida Gutiérrez, profesora de una escuela de Houston, habla en entrevista el jueves 4 de octubre de 2012, sobre la frustración de haber sufirdo el robo de su identidad hace varios años.
Todo el tiempo, la impostora alegó que la verdadera Gutiérrez era quien le había robado su identidad. El inusual litigio entre las dos mujeres reveló lo que se llama “robo total de identidad”, una descarada forma del delito en la que los artistas de la estafa van más allá del fraude financiero para asumir muchos otros aspectos de la vida de otra persona.
La argucia ha sido vinculada a inmigrantes sin autorización legal que usan números de Seguro Social robados para cobrar sueldos y las autoridades temen que el problema se está empeorando y atrapará a más gente.
“Cuando ella reclamó mi identidad y yo la reclamé como respuesta, a ella se le informó que yo también la estaba reclamando”, dijo Gutiérrez, de 31 años y profesora de una primaria en Houston. “Ella sabía que yo estaba al tanto y que yo iba a tomar medidas, y aun así ella siguió resistiendo. No es que ella se haya dado cuenta y haya parado. No, ella siguió, y siguió con más fuerza”.
Una inmigrante de condición migratoria irregular de 32 años llamada Benita Cardona González es acusada de usar la identidad de Gutiérrez durante 10 años cuando trabajó en Topeka, Kansas, en una empacadora de alimentos.
Durante años, un gran número de inmigrantes no autorizados han llenado formularios de nómina usando sus verdaderos nombres pero números de Seguro Social robados. Sin embargo, mientras sistemas de verificación como E-Verify son cada vez más comunes, el uso de números falsos resulta también cada vez más difícil. Ahora los fiscales se preocupan de que más personas traten de engañar al sistema asumiendo identidades enteras en lugar de sólo robar los números de Seguro Social.
Para las víctimas, el robo total de identidad puede también tener serias consecuencias de salud, pues podrían confundirse los registros médicos y quedaría en entredicho la veracidad de información importante de pacientes como el tipo de sangre o alergias que pongan en peligro su vida.
Las estadísticas de la Comisión Federal de Comercio muestran que estadounidenses han reportado más de 279.000 casos de robo de identidad en 2011, comparado con 251.100 casos de un año anterior. Si bien se desconoce cuántos de tales casos incluyeron el robo total de identidad, un posible indicador es el número de quejas por robo de identidad que involucran más de un tipo de robo de identidad —13% el año pasado, en comparación con el 12% registrado un año antes.
A nivel nacional, el fraude laboral representó el 8% de las quejas por robo de identidad el año pasado. Pero en estados con grandes poblaciones de inmigrantes, la cifra fue mucho mayor: 25% en Arizona, 15% en Texas, 16% en Nuevo México y 12% en California.
Los fiscales dicen que mientras más tiempo use una persona la identidad de otra, mayor es la confianza que adquiere para usar esa identidad para propósitos que van más allá de solamente trabajar.
Una vez que se establecen en una comunidad, los ladrones de identidad no desean vivir en las sombras y buscan una vida normal como todos los demás. Es entonces cuando dan el siguiente paso y obtienen una licencia para conducir, un préstamo hipotecario y seguros de salud.
“Y esa es una progresión natural, y eso es lo que estamos viendo”, dijo el subprocurador de justicia Brent Anderson, que se hace cargo del caso contra Gutiérrez.
Gutiérrez supo por primera vez que su identidad había sido secuestrada cuando se le negó una hipoteca hace más de una década. Ahora año tras año ella presenta a la Administración del Seguro Social de Estados Unidos su certificado de nacimiento, licencia para conducir, pasaporte e incluso anuarios escolares para demostrar su identidad y aclarar sus registros de empleo.
Ella pasa horas al teléfono con prestamistas y burós de crédito, llenando declaraciones juradas y aún tiene que limpiar su historial crediticio. Sus registros tributarios son un desastre. Ella incluso llamó por teléfono al empleador de la impostora en Kansas en un infructuoso esfuerzo por recibir ayuda.
Ambas mujeres aseguraron ser la víctima del robo de identidad y trataron de obtener nuevos números de Seguro Social. La Administración del Seguro Social rechazó la solicitud de Gutiérrez, asignando en su lugar un nuevo número a la suplantadora. En otro giro irónico, Gutiérrez fue obligada a llenar sus formatos de impuestos federales por ingresos usando un número especial de identificación reservado para inmigrantes en condición migratoria irregular.
“Es una pesadilla horrible”, dijo Gutiérrez. “Una se enoja mucho, pero luego una se da cuenta que enojarse no va a ayudar… Pero cuando una tiene tantas cosas entre manos y tiene una vida tan ocupada, esto es realmente un enorme inconveniente. Una tiene que darse el tiempo por alguien que abusa de una”.
Cuando Gutiérrez contrajo matrimonio recientemente, su esposo empezó a investigar sobre robo de identidad en internet y encontró acusaciones por robo de identidad presentadas contra otros inmigrantes irregulares que trabajaban en Reser’s Fine Foods, la misma compañía donde Cardona González trabajaba. Contactó a las autoridades federales en Kansas y les pidió investigar a la empleada que había robado la identidad de su esposa.
La presunta impostora fue arrestada en agosto y sus huellas dactilares confirmaron que agentes de inmigración habían descubierto a Cardona González en 1996 en Harlingen, Texas, y la devolvieron a México.
Cardona González no respondió a una carta que le fue enviada a la prisión del condado de Butler, donde espera juicio por cargos de robo de identidad con agravantes, uso indebido de número de Seguro Social y producción de documentos falsos.
Su abogado, Matthew Works, no respondió a las llamadas telefónicas y mensajes de correo electrónico que se le enviaron en busca de comentarios. Documentos de la corte indican que ambas partes negocian un acuerdo legal.
Argumentando que se trata de un tema de carácter privado, la Administración del Seguro Social se negó a discutir el caso de Gutiérrez. Reser’s Fine Foods no respondió a un mensaje dejado en las oficinas de su planta en Topeka.
Anderson espera más casos de robo total de identidad “porque todos sabemos qué sucede —que miles y miles de personas que trabajan en Estados Unidos sin autorización legal y bajo identidades falsas, la mayoría de ciudadanos estadounidenses, y muy poco se está haciendo al respecto. Pero nosotros hacemos algo al respecto, un caso a la vez”.
Por ROXANA HEGEMAN
Fuente: terra.com.ar