Los adolescentes que se encuentran con dificultades en línea tienen otras situaciones personales que los hacen más vulnerables a ser partícipes, o víctimas, del abuso cibernético. Para analizar el nivel de riesgo de un niño, los padres deben de determinar si sus hijos manifiestan cualquiera de los signos o síntomas siguientes:
1. Comportamiento compulsivo.
Los chicos que son impulsivos tienden a no pensar antes de actuar. Tienen muchas dificultades para presionar el botón de “pausa”, y a menudo se apresuran a pasar desde un pensamiento como “Esa es una idea genial” a saltar en medio de comportamientos riesgosos, sin ningún paso intermedio. Muchos adolescentes son propensos a este tipo de pensamientos, pero algunos chicos tienen una historia más extensa de ponerse en acción sin medir las consecuencias. El ámbito de Internet les permite convertir al pensamiento en acción a una gran velocidad, y los adolescentes impulsivos son más propensos a decir o hacer algo en línea que después lamenten.
2. Tomar Riesgos
Aunque los años de adolescencia casi siempre involucran el experimentar, algunos chicos son propensos a probar los límites. A menudo son los primeros en probar el alcohol o las drogas, o a tomar riesgos físicos por la emoción misma. Les encantan los estímulos, y la Internet los provee de posibilidades infinitas para explorar y probar cosas nuevas. Mucho de esto puede ser inofensivo, pero los chicos con una predisposición para tomar riesgos son más propensos a probar los límites de lo que es socialmente aceptable en línea, y pueden ponerse ellos mismos y a otros chicos en riesgo con charlatanería inapropiada de conquistas sexuales, violencia o comportamiento abusivo.
3. Inseguridad Social
Todos los adolescentes se preocupan por su estatus social y de en dónde se posicionan en relación con sus semejantes. Los chicos que son inseguros son más propensos a elevar el nivel de competencia en línea, y pueden ir demasiado lejos al tratar de eclipsar a sus amigos. Este tipo de comportamiento para desplazar a los semejantes puede ser común en las esferas “populares” y en otros grupos, y es más común en las atmósferas escolares que promueven intensamente a las competencias y a los logros.
4. Aislamiento
Los adolescentes que no tienen muchas conexiones sólidas con otros pueden dirigirse a los sitios de redes sociales y de chateo para reinventarse a sí mismos y para desarrollar amistades. Pueden intentar usar identidades nuevas con la esperanza de parecer más atractivos a sus coetáneos, o a gente extraña que conozcan en línea. Los adolescentes solitarios pueden a veces bajar la guardia, dejándolos vulnerables a esperanzarse con alguien o a ser humillados por compañeros de escuela o adultos más experimentados o manipuladores. Alternativamente, los jóvenes aislados pueden ver a la Internet como un lugar en donde pueden fabricar sus venganzas, y ataques en contra de aquellos chicos que los han desairado en el pasado.
5. Depresión
Los adolescentes depresivos a menudo son catalogados como aquellos que sufren una “tristeza común de la adolescencia”, pero muchos de ellos luchan con sentimientos serios de desesperanza y de ausencia de valor propio. Los adolescentes deprimidos pueden usar sus perfiles o discusiones en sitios de chateo para exponer sus vulnerabilidades, con la esperanza de recibir consuelos de sus semejantes. Pueden encontrar algo de consuelo si sus amigos los ayudan, pero estos consejos bien intencionados no deben de sustituir otras formas de intervención o de orientación psicopedagógica. Si sus sentimientos son descartados o ridiculizados pueden hundirse aún más en la desesperanza, y pueden volverse en un riesgo creciente de suicidio o de otras maneras de ventilar sus emociones.
6. Reacción a Eventos Significativos de Vida
Los chicos que han vivido a través de tiempos difíciles a menudo viven emociones poderosas y crudas que no son fáciles de contener durante las discusiones en línea. El divorcio de los padres, una muerte en la familia, una mudanza reciente, un rompimiento sentimental doloroso o un fracaso escolar pueden hacer que los adolescentes se sientan abrumados y fuera de balance. Durante los períodos de emociones intensas los chicos son menos propensos a pensar con claridad, y a tener capacidad de juicio y toma de decisiones limitadas. Es más probable que sean influenciados negativamente por sus similares o por adultos durante pláticas en Internet, o de ser convencidos para que participen en comportamientos riesgosos, que de otra manera no considerarían.
Fuente: Tecnopadres