Twitter reconoció que son bots alrededor del 8,5% de sus 271 millones de cuentas activas, es decir, unas 23 millones operan en la red social de forma automatizada, sin intervención humana.
De esta forma, el crecimiento de 24% en la base de usuarios que reportó la red social el mes pasado se desdibuja detrás de estas cuentas falsas, muchas veces utilizadas para enviar spam o bien instalar una campaña, ya sea publicitaria o política.
¿Para qué sirven esas cuentas? ¿Son relevantes? Una investigación conducida por el periodista y consultor en tecnología Fabio Baccaglioni reveló la existencia de dos redes de bots que funcionan a nivel local con el objetivo de llevar determinado tema a la cima de las conversaciones en Twitter y convertirse en tendencia (o trending topic).
“Básicamente, son cuentas falsas automatizadas para generar usuarios interconectados y con eso generar tendencias o comunidad falsa alrededor de un cliente, un político o una determinada causa”, detalló en diálogo con Infobae.
Según explica, existen varios usuarios potenciales para estas redes automatizadas, desde agencias de publicidad hasta políticos. “En las campañas publicitarias, estas redes se utilizan para cumplir con lo que una agencia promete a un cliente: un éxito que no se puede conseguir de forma orgánica y real”, indicó.
Empujadas por la necesidad de lograr resultados inmediatos, algunas agencias recurren a este tipo de estrategias para cumplir con rapidez determinado objetivo, o bien para satisfacer las demandas de un cliente respecto de determinada acción.
En el caso de los políticos, su uso es “bastante común para mover campañas, hasthags o temáticas”. Remarcó el caso de “#grifault”, en referencia al fallo del juez Thomas Griesa sobre la deuda con los holdouts, una campaña que se generó a partir de redes falsas y que luego “gente real retuiteó y se generó un efecto bola de nieve” que lo llevó a ser tendencia. “Ese es el éxito de estas redes: que la gente común crea que es real”, añadió.
Originada en Rusia y compuesta por entre 2.300 y 2.500 cuentas que se siguen entre sí (aunque no todos a todos), la primera de estas redes es “fácil” de detectar: todos los “usuarios” tienen una fecha de inicio de actividades en Twitter que se ubica entre el 14 de abril y el 10 de junio.
Estos falsos usuarios “eligen” sus nombres y descripciones de biografía con una lista base de términos de las cuales surgen diferentes combinaciones, mientras que los supuestos apellidos (Córdoba, Agüero, Martínez, Tula, entre otros) tienden a repetirse.
Hasta el momento, indicó Baccaglioni, esta red no fue utilizada en campañas comerciales, sino que se limitó a retuitear y marcar como favoritos noticias o mensajes de determinados usuarios. Además, fue la responsable del hashtag #DilmaHelicoptero, publicado durante la derrota de Brasil frente a Alemania en el Mundial de Fútbol.
A diferencia de la primera, la segunda red está compuesta por unos 2.000 bots que se utilizan con fines publicitarios, en campañas de productos comestibles, de cuidado personal y por una cadena de electrodomésticos, entre otros.
Con la automatización que permite este tipo de redes se busca aumentar el volumen de cuentas dedicadas a difundir determinado tema o hashtag para que se convierta en tendencia de forma rápida y con un bajo nivel de inversión.
“El volumen es muy importante en Twitter. Un trending topic lo lográs con mucho volumen”, apunta, al explicar por qué algunas agencias de publicidad eligen este tipo de herramientas.
Estas cuentas falsas detectan determinadas palabras clave en los mensajes de los usuarios y les envían spam con contenido relacionado a la campaña publicitaria que se encuentran impulsando.
“Hace algunos meses detectamos algunos perfiles falsos y denunciamos el modo en el que actuaban, como parte de una red de robots de agencias dedicadas a vender (y estafar) a empresas de consumo masivo”, agregó Gustavo Mames, de la agencia Interactivity.
“Estas campañas pueden tener un éxito cortoplacista, pero no construyen para las marcas porque se apalancan en la mentira. Ningún vínculo que se base en el engaño genera valor, ni a nivel personal ni corporativo”, sentenció Mames.
Para Baccaglioni, el problema principal con el uso de este tipo de redes “es la pérdida de credibilidad del medio”. “Con estas redes me estás diciendo que puedo lograr más con menos dinero, pero el resultado es falso”, puntualiza, y añade: “El spam, en lo inmediato, es efectivo; en el largo plazo tiraste a la basura la campaña, no tenés ningún cliente nuevo, arruinás el negocio al que hace publicidad honesta y tirás tu dinero”.
Publicidad en 140 caracteres
Twitter, además de ser un canal de comunicación privilegiado especialmente entre los más jóvenes, es una plataforma que también se utiliza como una vía publicitaria, para dar a conocer y promocionar determinados productos o servicios.
Marcas y agencias publicitarias contratan a tuiteros de alto perfil, con llegada entre los usuarios, para darles un impulso a sus campañas. Pero esa difusión también es posible mediante el uso de las redes falsas o redes de bots.
No obstante, en ese último caso, “el resultado es ficticio porque la gente rechaza el spam que recibe. De todas formas, la promesa la cumplís: entraron 1.000 personas al sitio”, sostuvo Baccaglioni.
Con estos bots, las campañas suman clicks, pero son vacíos, de usuarios no reales, destacó la investigación. Los usuarios que habían tuiteado de forma legítima y habían obtenido respuesta de esta red, al notar que se trataba de spam (los mensajes venían con links que no revelaban de qué se trataba), no visualizaban el contenido publicitario.
Baccaglioni señala que estas redes de usuarios artificiales se venden en foros online y son muchas veces generadas y ofrecidas desde países de Europa del Este, India o Rusia, como cualquier otro producto que se adquiere para destinos fraudulentos en la red.
“Te las dan instaladas en servidores y las empezás a usar al día siguiente”, explicó, aunque advirtió por la posibilidad de sufrir un fraude. Una vez comprada la herramienta, se puede programar para usar en nuevas campañas.
Otra de las florecientes prácticas dentro de Twitter es la de la compra de seguidores, que permite a los usuarios que participan de ella dar la sensación de tener un peso más importante del que realmente tienen.
Así, por ejemplo, un perfil con una cantidad importante de seguidores puede ser tentado a participar de una campaña publicitaria o bien cobrar más a una agencia a medida que aumenta su base de followers.
“Basta con hacer una sencilla búsqueda en Google: “comprar seguidores Twitter” y los resultados arrojarán una amplia y variada oferta. Los precios varían dependiendo de los sitios web. Ofrecen paquetes de 500, 1.000, 3.000 o hasta 20.000. Por ejemplo, un paquete de 1.000 seguidores puede costar entre u$s11 y u$s25”, remarcó Lorena Lesmes, community manager para Latinoamérica de la empresa de seguridad informática ESET.
Mames dijo que “hay empresas que se dedican a la venta de seguidores, como por ejemplo ComprarSeguidores o Compra Social Media. Se paga vía PayPal o tarjeta de crédito. Es muy simple comprar seguidores. Tan fácil como poco útil si se quiere tomar en serio un medio social como Twitter”.
“La compra y venta de seguidores en Twitter persigue principalmente dos objetivos: uno, generar la impresión de que un personaje es muy influyente en la red por el hecho de tener más seguidores; y el otro, hacer que un tema o campaña parezcan más populares de lo que realmente son para ayudar al posicionamiento de una marca”, aseguró Lesmes.
Baccaglioni afirmó que la compra de seguidores o de redes de bots se da en todas las redes sociales y citó como ejemplo la compra de vistas en YouTube, para la cual es posible conseguir un millón de views de un video a cambio de entre u$s2.000 o u$s3.000, así como internautas de lugares como India a los cuales les pagan poquísimo dinero a cambio de una cantidad determinada de comentarios. “El spam, los followers: son un mercado más”, sostiene.
Cómo reconocer usuarios bot
Mames explicó que “los bots adoptan una conducta repetitiva ante cierto estímulo. Por ejemplo, dar una misma respuesta ante alguna mención en particular. Si alguien habla de una dificultad en el servicio de una compañía de celulares, el bot dice “Por favor, indicanos por mensaje directo tu número de celular y el problema así podemos ayudarte”. El inconveniente es cuando esto no se setea del todo bien y la empresa de celulares le hace esta pregunta a alguien que habla bien de su servicio. Este es un mal uso de los bots, que se ve usualmente en Twitter”.
Lesmes dio una serie de pautas al respecto:
–Cantidad de seguidores y seguidos. En el caso de los bots, es común que sigan a muchos usuarios y sean seguidos por pocos. En otros casos se puede observar que publican mucho y no son seguidos por nadie.
–Frecuencia de publicación. Los bots, a diferencia de un usuario promedio, publican gran cantidad de mensajes en un período de tiempo muy corto y con el mismo mensaje o hashtag.
–Datos en el perfil. Por lo general no son coherentes, no incluyen bio (descripción de la cuenta) ni foto.
–Mapeo de propiedades. Un usuario común suele tener por lo menos dos perfiles en redes sociales, con Twitter y Facebook como las más populares. Los bots se crean específicamente para una red social y, por lógica, no tienen cuentas en otras plataformas. Con la ayuda de herramientas online se puede detectar si una cuenta tiene otros perfiles y comparar comportamientos para determinar si es o no un bot.
Fuente: http://www.infobae.com/